El proceso de la sudoración
La sudoración es un proceso normal fundamental para el correcto funcionamiendo del cuerpo. Se produce gracias a las denominadas glándulas sudoríparas de la piel, que producen un líquido acuoso llamado sudor. Cada una de ellas recibe la corriente eléctrica de un nervio que libera sustancias que, al llegar a la glándula sudorípara, la estimulan para producir sudor. Cuanta más corriente eléctrica envíe el nervio, más cantidad de esas sustancias se liberará y la cantidad de sudor será mayor.
Existen principalmente dos tipos de glándulas sudoríparas, las glándulas ecrinas y las glándulas apocrinas.
Las glándulas ecrinas son mayoritarias. Son una de las herramientas del cuerpo para controlar la temperatura corporal, ya que producen un sudor claro y poco denso que, al evaporar,se permite disipar energía. Están distribuidas por casi toda la piel. La sustancia que liberan los nervios para que las activan es acetilcolina, de forma que cuanto mayor es la corriente eléctrica del nervio correspondiente, más acetilcolina se libera y la glándula produce más sudor.
El mismo mecanismo se utiliza para estimular a los músculos, que se activan igualmente por la acetilcolina que les llega desde los nervios.
Las glándulas apocrinas, en cambio, se localizan fundamentalmente en las axilas y la región anogenital. Su función está más relacionada con la producción del olor corporal característico y con la respuesta al estrés y a las emociones. La sustancia que liberan los nervios que las activan es la noradrenalina, aunque pueden responder en parte también a la acetilcolina.
La hiperhidrosis
La hiperhidrosis es la producción de sudor excesivo respecto las necesidades de control de la temperatura corporal. Es decir, es una situación en la que se produce más sudor del que hace falta.
Existe la hiperhidrosis primaria, en la que por algún motivo el sistema nervioso envía señales en exceso a las glándulas sudoríparas o dichas glándulas responden demasiado ante una estimulación normal. Podrían darse ambas cosas a la vez.
También existe la hiperhidrosis secundaria, que es la que se produce por alguna otra condición, como la diabetes, el hipertiroidismo, infecciones, algunos tumores, la menopausia o medicamentos, por poner algunos ejemplos.
Mecanismo de acción de la toxina botulínica
La toxina botulínica bloquea la liberación de acetilcolina e impide que ejerza sus efectos. En las glándulas sudoríparas, la toxina botulínica reduce el estímulo para producir sudor. Es un efecto dependiente de la dosis. Si hay mucha toxina botulínica, la cantidad de acetilcolina liberada estará muy reducida y la sudoración será muy escasa, pudiendo en algunos casos llegar a desaparecer.
En el músculo, la toxina botulínica reduce el estímulo para que el músculo se contraiga. Este bloqueo también depende de la dosis, de forma que la fuerza del músculo se verá tanto más reducida cuanto mayor sea la cantidad de toxina botulínica. Cuando la dosis de toxina botulínica es alta, habrá muy poca liberación de acetilcolina y el músculo se contraerá muy poco o, si la dosis es suficiente, el músculo no se contraerá en absoluto (parálisis muscular).
Breve explicación del procedimiento y su funcionamiento
El procedimiento no requiere ingreso en el hospital y consiste en inyectar toxina botulínica dentro de la piel de la zona en la que se quiere controlar la sudoración.
Una vez administrada la toxina, el efecto sobre la contracción muscular suele verse tras la primera semana (generalmente en los 4 primeros días) y ser máximo a los 15 días, disminuyendo su efecto a partir de entonces y desapareciendo en torno a 4-9 meses, dependiendo de la persona. Algunos estudios han encontrado que el efecto es más prolongado tras varias aplicaciones de toxina botulínica.
El procedimiento se suele realizar en una única sesión, aunque puede repetirse periódicamente.
Si durante el procedimiento apareciera mucho dolor con las punciones, podrían aplicarse anestésicos en forma de cremas/lociones o bien inyectables. En este último caso se explicaría la técnica que se utilizaría y se solicitaría la firma de un consentimiento informado específico.
Para maximizar los efectos, este procedimiento puede combinarse con otros recursos, entre ellos la dieta, la actividad física, la fisioterapia, la dermocosmética, el uso de fármacos (por vía oral, tópica o de otra forma) y la cirugía.
Tras el procedimiento en consulta se darán varias recomendaciones sobre los cuidados que deben seguirse. La sesión debe realizarse un día en el que se pueda hacer reposo relativo posteriormente y, de forma ideal, en los días siguientes.
Indicaciones (cuándo se puede usar)
Esta técnica está indicada para eliminar el exceso de sudoración en una zona concreta del cuerpo, generalmente las palmas de las manos, las plantas de los pies o las axilas.
Contraindicaciones (cuándo no se debe usar)
El procedimiento incluye la inyección dentro de la piel del producto mencionado anteriormente. Por tanto, son contraindicaciones:
- Afecciones inflamatorias, infecciones o heridas de la piel que se quiere tratar.
- Lesiones pigmentadas o sospechosas de cáncer en la zona que se desea tratar.
- Enfermedades que produzcan dolor desproporcionado en la piel (por ejemplo, neuralgias).
- Tendencia a la mala cicatrización (predisposición a queloides o cicatrices hipertróficas).
- Cualquier otra afección de la piel que se considere que puede empeorar o aparecer con el procedimiento.
Debido a la toxina botulínica, son contraindicaciones:
- La alergia o la hipersensibilidad a la toxina botulínica o a cualquiera de los excipientes del producto.
- Esclerosis lateral amiotrófica.
- Trastornos neuromusculares periféricos, entre ellos la miastenia gravis, el síndrome de Eaton-Lambert y, en algunos casos, la esclerosis múltiple.
- Disfagia, trastornos por aspiración o trastornos de la deglución.
- Consumo actual o reciente de medicamentos que afecten a la transmisión neuromuscular.
- Edad inferior a 18 años o superior a 65 años.
Por último, también son contraindicaciones las siguientes situaciones:
- Embarazo.
- Lactancia.
- Lupus eritematoso sistémico.
- Disfunción plaquetaria.
- Alteraciones de la coagulación, incluida la producida por la administración de anticoagulantes.
- Sepsis.
- Inestabilidad hemodinámica.
- Cáncer activo o no controlado.
- Inmunosupresión (por ejemplo, por la administración de corticoides).
- Afecciones mentales que impidan una correcta colaboración con el personal.
- Expectativas irrealistas sobre el procedimiento.
- Cualquier otra que se considere que puede afectar a la salud.
Efectos secundarios y riesgos generales
A pesar de ser un procedimiento seguro, consiste en una inyección en la piel de una solución con varios compuestos. Esto implica necesariamente la realización de heridas en la zona que se va a tratar, las cuales pueden infectarse o cicatrizar mal.
Debido a la punción de la piel y a la inyección en ella del producto puede aparecer dolor, enrojecimiento, calor, tensión o un pequeño edema (acúmulo de líquido) en las horas o los días siguientes al procedimiento. Este proceso conlleva una inflamación local que, aunque con poca frecuencia, es capaz de provocar una pigmentación de la zona inflamada (la zona puede volverse más oscura), sobretodo si hay exposición solar o a lámparas de rayos ultravioleta.
Asimismo, aunque se usan agujas muy finas, puede haber un pequeño sangrado en la zona de tratamiento, con lo que podrían aparecer hematomas o equimosis (moretones).
También pueden producirse de forma temporal pérdida de sensibilidad u hormigueo en la zona de inyección.
Debido al bloqueo de la sudoración en la zona tratada, es posible un aumento de sudoración compensatoria en otras partes del cuerpo, generalmente las adyacentes.
En personas con una tasa de renovación de la piel muy alta, la piel puede descamarse («pelarse»).
En casos muy raros, podría haber una reacción inmunitaria al producto inyectado, con posibilidad de una inflamación de la piel o los músculos que sea más intensa o más duradera de lo habitual o incluso con procesos de hipersensibilidad generalizada como la anafilaxia.
En personas con una alta predisposición podrían producirse bajadas de tensión arterial sistémica, náuseas, mareo o pérdida de consciencia como consecuencia de la punción con aguja. Las arritmias y parada cardiorrespiratoria en este caso tienen una probabilidad mínima pero es una posibilidad.
El paso del producto a la circulación general es extremadamente improbable pero no imposible. Incluso en ese caso, las cantidades de los compuestos utilizados son muy pequeñas y de administración única, por lo que la probabilidad de que aparezcan efectos secundarios por ellas es ínfima. No obstante, al no poder descartar este escenario por completo, se listan aquí:
- Disfagia (dificultad para tragar). En algunos de estos casos, la disfagia ha durado varios meses y se ha necesitado la inserción de una sonda nasogástrica.
- Disnea (dificultad para respirar).
- Debilidad muscular generalizada exagerada.
La inyección de la toxina botulínica se realiza en lugares estandarizados para que haga el efecto en las glándulas sudoríparas. Sin embargo, es posible la difusión del producto a zonas adyacentes a aquella en la que se ha realizado la inyección. Esto puede resultar en que la toxina afecte a músculos no deseados (músculos de la mano, de los pies, de los hombros o del tórax, dependiendo de la zona tratada). Estos músculos podrían experimentar pérdida de fuerza o incluso parálisis.
Debe buscar asistencia médica en caso de que aparezcan algunos de los efectos descritos, especialmente en trastornos de la deglución (problemas para tragar), del lenguaje (problemas para hablar o expresarse) y respiratorios (dificultad para respirar, respiración agitada, etc.).
Aunque es altamente improbable, incluso aplicando todas las técnicas correctamente es posible que aparezcan consecuencias graves o incluso potencialmente mortales. También puede ocurrir que no se obtengan los beneficios deseados. Esto se debe a que hay muchas variables implicadas en el proceso (por ejemplo, la tasa de absorción del producto o su tasa de cicatrización) y a que hay personas que pueden tener condiciones ocultas o desconocidas. El resultado puede verse también afectado si no se siguen las recomendaciones posteriores al procedimiento.
Por último, hay que tener en cuenta que la utilización de este procedimiento con demasiada frecuencia puede aumentar el riesgo de formación de anticuerpos antitoxina. Estas sustancias sirven para que el sistema inmunitario detecte la presencia de toxina botulínica y la destruya, impidiendo que haga su efecto. Esto puede puede provocar un fracaso del tratamiento.
Alternativas al procedimiento
Para conseguir el mismo efecto que con este procedimiento existen varias alternativas, entre ellas la dermocosmética, la fisioterapia, el uso de medicamentos y la cirugía. Se suele usar este procedimiento debido a que es de fácil realización y utiliza productos a dosis muy baja y de forma local. Además, se trata de un proceso revesible. La tasa de reacciones adversas es baja.